Soltar: La Fuerza Oculta de la Rendición en la Intimidad – Cómo el Poder, la Confianza y el Control Moldean las Relaciones LGBTQ+
Cuando eres el tipo de persona que siempre se asegura de que nada se derrumbe, es fácil que los demás asuman que quieres estar a cargo. Pero, ¿realmente lo deseas? ¿O simplemente das un paso adelante porque, si no lo haces, nada sucede? Porque la alternativa es un sinfín de “No sé, ¿qué quieres hacer?” hasta que los planes se disuelven y terminas pidiendo comida solo.
Si eres como yo, no lideras porque te encante, sino porque no quieres que todo se desmorone. Y es agotador, ¿verdad? Siempre ser quien mantiene todo en marcha, asegurándose de que las cosas se hagan. Y después de un tiempo, empiezas a preguntarte: ¿cuándo me toca relajarme? ¿Cuándo me toca soltar?
Para mí, ese espacio es la intimidad y el control. Después de pasar tanto tiempo sosteniendo todo, ese es el momento en el que quiero soltarlo todo. Ese es el lugar donde quiero que otra persona tome el control. Pero eso siempre parece sorprender a la gente. Si soy quien mantiene todo en orden en la vida cotidiana, ¿por qué no sería igual en la cama? Si siempre soy quien se asegura de que los planes sucedan, ¿por qué de repente querría ceder el control?
Tal vez tú también lo hayas sentido. Tal vez sabes lo que es que la gente te vea y asuma que siempre quieres ser el dominante—porque eres decidido, porque eres capaz, porque no dejas que las cosas se escapen. Pero eso no significa que el equilibrio entre intimidad y control no sea importante. A veces, la verdadera fortaleza está en saber cuándo ceder y confiar en la otra persona.
Me ha llevado tiempo darme cuenta de que nada de esto es contradictorio. Que necesitar soltar a veces no significa que no sea fuerte. Que anhelar rendirme en un espacio no significa que no pueda manejar la responsabilidad en todos los demás. Y eso está bien.
¿Lo difícil? Decirlo en voz alta. Decirle a la persona con la que estoy lo que necesito en lugar de esperar que simplemente lo entienda. Pero bueno, si puedo dirigir un negocio en una comunidad donde la informalidad es prácticamente nuestro derecho de nacimiento, creo que también puedo manejar esto.
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